Viola Beach - Viola Beach

Los chicos de Warrington nos dejaron demasiado pronto, por ello, en un gesto de sus familias, tenemos en nuestras manos el álbum debut homónimo de una banda, que con un solo 7" se metieron a la crítica en el bolsillo, habiéndoles calificado aquí como una de las nuevas bandas a tener en cuenta en el panorama anglosajón y por ende, en el internacional.

'Swing And Waterslides' empieza con la energía a la que nos tenían acostumbrados, con un tono Circa Waves que recalca el positivismo y el buen rollito de ese rock tan suyo que se ciñe a los cánones del pop y que líricamente muestra la evolución de adolescentes a hombrecitos, con la espera impaciente hacia el primer amor.

Sin bajar la guardia, 'Like A Fool' desprende el aroma de Two Door Cinema Club para ondear la bandera del desamor, el cual se paga más caro que el simple hecho de cambiar de pareja de baile, mostrando algo de rabia por la situación en 'Go Outside', conduciéndoles la dulzura de su instrumentación a descubrir el mundo que hay ahí afuera, con amigos, sol, lugares desconocidos, contagiando sus ganas de vivir a cualquiera que ponga sus oídos.

A medida que las canciones se van sucediendo, su evolución se va haciendo más patente, siendo 'Cherry Vimto' en donde alcanzan al micrófono el estatus de caballeros en modo The Last Shadow Puppets, para mostrar su madurez instrumental al son de Moats. 'Drunk' es el peso del mundo que ejerce en uno mismo, el cual hay que afrontar de cara hasta volver el vaso medio lleno, dejando que el sentimentalismo se diluya entre los riffs de guitarra, sin dejar que 'Really Wanna Call' nos haga caer al suelo extasiados por no haber leído entre líneas y habernos dejado llevar por la situación más fácil.

Con la cabeza apunto de estallar, sacan su faceta de trovadores en 'Call You Up', intentando aparcar de una vez por todas la oscuridad en la que se han visto envueltos, de ahí que el arrepentimiento arrastre un carácter acústico que se entremezcla con la elegancia de su lírica de medianoche y el romanticismo que esta desprende, dando lugar a la magia psicodélica del reencuentro.

'Get To Dancing (BBC Session)' muestra el efecto surgido a raíz del cambio de chip experimentado, mostrando una contundencia instrumental acorde con la parte Aberdeeiana emparentada con Kurt Cobain al micrófono, la cual había permanecido escondida hasta ahora, y que los hace tener la misma actitud con la que The Parrots afrontan el rock de los 50's, poniendo 'Boys That Sing' la puntilla con su pop resultón, mostrando así el orgullo de una banda que se muestra impaciente por celebrar y desmelenarse, acompañando la traca final con los dedos apuntando al cielo.