JOHN han venido para hacerles la competencia a IDLES, o eso es lo que se desprende de su majestuoso álbum debut "God Speed In The National Limit", via Pets Care Records, en donde John al micrófono, se mimetiza literalmente en Jospeh mientras agita el fulgurante ambiente de 'Balfron', la cual tiene el honor de reventar cualquier plegaria que uno haya lanzado antes de dar al play, ya que la mezcla de rock, fuzz, punk y noise es devastadora, alcanzando la subliminadad cuando 'Factory Settings' hace su entrada, quebrantando la condicional pactada con el diablo mientras ponen en la mente a HONEY, con lo que los londinenses saben fijarse en lo mejor de cada casa para derribar cualquier muro que se les ponga por medio, y es que el ataque que perpetran es de los más rudos que se recuerda en siglos, y eso que solo entran en juego la batería del primero y la guitarra de Johnny, lanzando este último unos riffs que son como granadas de mano que estallan lo más cerca posible de uno, desatando todo su poderío en esta guerra química en la que 'Ghost Printer' evalúa los daños causados a su paso, al tiempo que con su agudeza deja sin cabeza a los títeres que se van encontrando.
'Industrial Action' empieza a bajar la guardia, si es que se puede llamar así, ya que su inicio es un toma y daca de poderío cordal para cerrar los ojos y disfrutarlo, metiéndose en un loop para habilitar los vocales de casi Bad Breeding, los cuales se van envenenando elocuentemente cuando la dureza de la instrumentación empieza a hacer mella física en el cantante, no pudiendo por menos pedir casi clemencia, y si es ficticia o no, juzguen ustedes mismos, que mientras tanto, 'Squad Vowels' junta a METZ y So Pitted en otra ofensiva que va encontrando mentalmente el poderío que busca, con cambios de ritmo guturales que hacen las delicias de Show Me The Body.
El seguir una línea continuista no va con el dúo, por lo que para 'Straight Lines', optan por volver a ponerse esa capa oscura que llama a las puertas del infierno, haciendo con ello que su sonido arda al tiempo que el noise se atreve a limar las asperezas del desquiciamiento que venían arrastrando, poniéndoles esa chupa de cuero que les otorga el mayor de los poderes ante la visita del tema que reza al título del álbum, donde rinden homenaje a sus víctimas con doce riffs y un constante cambio de ritmo tras ellos, repitiéndose los credenciales que les han llevado hasta aquí para volver a repetir la matanza cuando todo vuelva a estar en pie de nuevo.