Esta es la historia del que trabaja haciendo promoción y te sorprende con el entramado musical del que lleva siendo protagonista 2 años, a lo que es lo mismo, mi buen amigo Lewis Lloyd-Kinnings, al que acompañan en esta aventura sus hermanos, el de sangre, Tim, y el espiritual, Cameron Gipp, anunciando con 'Who's Counting?', la buena nueva de su fichaje por el sello Killing Moon Records (Annabel Allum), desmadrándose por ello poperamente con un surf de fondo que se enreda con las cuerdas, las cuales portan alegramente los tres, ya que la batería por cuestión de principios recae en su mayoría en manos de Fin S. Woolfson, el más moderado de todos, ya que los otros es pillar el micrófono y perderse junto a un sonido cargado con un toqueto fuzzero que calienta aún más el ambiente, y que a su vez suelta el lastre de la presión adherida a lo que han sido sus singles anteriores, con una parte final que aúna el recuerdo de unos Viola Beach que seguro pondrían también la alfombra roja al juego que se trae 'Not So Bad', con esa tranquilidad evolutiva que golpea rockeramente todo lo fuerte que puede a la puerta de 'End Game', mostrándose esta temeraria hasta que impone sus principios de alt-roll con olor a stoner, cebándose con una carga eléctrica que filtra un terror que juega con lo angelical de lo infantil en los vocales, acabando de decorar este paisaje las cuerdas gracias a un toque ácido que se desvive en lo que un año antes fue su single debut, 'Let's Talk About Me', bailando eléctricamente para recubrir de obnublaciones los pilares interpuestos en los 50's, manteniendo el espíritude una forma para nada buscada, el recuerdo permanente de LIFE.