Beige Palace tienen el descaro experimental de muchas más personas juntas que lo que viene siendo su formación, la cual conforman Freddy Vinehill-Cliffe a la guitarra y micrófono, Kelly Bishop a los teclados y micrófono, y Ant Bedford predigándose a la batería, conjurando su magia en su EP debut "Gravel Time", dando 'Song Arm' buena cuenta de una amalgama jazzística en su versión más garagera, donde las cuerdas suponen la idiosincrasia estilística hacia un noise que solo respeta el dedo corazón levantado de su rebeldía punk, cayendo en una electricidad que se alía con el desplome vocal que supone el tono y la lírica de Freddy, llegando al punto de que los fantasmas de Big Ups, bajo la persona de Joe Galarraga, visitan a los de Leeds, lo que pone punto y final a una obra que acaba abriendo una grieta, que 'Cat's Feet Towel' intenta cerrar por todos los medios a través de una improvisación más propia del flautista de Hamelin, llevándose las penas Kelly de la forma más sutil posible al tirar de fábula gatuística para no guardar rencor y así pasar página, aunque 'My Very Own Horse Torch' no escapa de la vorágine disociativa mental generada en sus comienzos y vuelve a caer por el mismo precipio sentimental arraigado a una instrumentalidad que solo con su último aliento consigue mantener la cabeza en alto.
Abandonar el barco en el que se habían instalado antes de que haga aguas por todos los lados, es el objetivo de 'Don't Stall Your Car', lo cual consiguen antes de que su bocina teclista se lleve sin retorno el fuzz, la psicodelia y la malversación lírica basada en la ornamentación de dejar de mirarse cada uno a sí mismo y centrarse en un bien común con el que retroalimentarse, amputando la aguja de su voltímetro particular al reverberar sobre su tumba de forma depresiva con los únicos acordes que finalmente les dan la libertad añorada.