Y en la búsqueda del nirvana, Leroy se cruzan en el camino como otra de esas bandas cuya única información disponible es su propia música y el EP homónimo debut que concierne este texto, mostrando un sonido asalvajado que no especula en los vocales, gritándole a los cuatro vientos con una fuerza gutural digna de estar en los libros aleccionadores de por ejemplo METZ, Marriage + Cancer, NOUGHTS o Dead Tenants, currándose 'New Limb' un noise que roza lo psicodélico al tiempo que balancea su estatus con un fuzz diabólico, volviendo a retomar los fueros que supusieron su "Demo", martilleando ahora su lujosa vida sin contenciones desde el estudio, sacando lo peor de sí mismos, en el buen sentido, cruzándose en el camino de los dublineses actos industriales como los de sus compatriotas Girl Band, enroscándose 'My Best Friend' en una dureza simplificada por aquello de la bajada del tempo, lo cual ralentiza los golpes recibidos cuando las altas frecuencias asociadas a los platillos y riffs demoníacos, se cuelan por las rejillas de los altavoces, desbloqueándose por ello cualquier acto o sucesión de los mismos asociados a la demencia senil.
La banda fantasma no pierde la ocasión de seguir haciendo daño, y 'Put It Off' lo hace martilleando sus intrusivas concatenaciones sonoras, con un garage majestuoso en estruendos y descargas eléctricas, que trastocan más si cabe la rabia encerrada al micrófono, aguantando el tipo mientras le entregan su alma al diablo, ganándole la partida a cualquier exorcismo que se precie a desquitarlos de su aureola anti samaritana, cayendo en las mismas virtudes 'Insanity', una dilatación sentimentalista en el tiempo que trata de seguir separando las aguas en vez de juntarlas tras llegar a la única tensa calma posible, la de unos berridos cuyas cuerdas vocales van a desgañitarse en su afán por conseguir una destrucción setentera que acaba en brazos de HONEY, y ese afán suyo por acabar con cualquier vestigio de vida.