Tercer envite de los de Austin, bajo el nombre de "Readjusting The Locks" y el amparo, como siempre, de Sacred Bones Records, volviendo el cuarteto a los orígenes de "Catharsis", con Moses Brown cultivando al micrófono un punk depresivo al que acompañan Arak Avakian a la guitarra, Barry Elkanick a la batería y Adam Cahoon al bajo, derrochando un garage de solteros que, en 'MPS' , recibe un azote post-punkiano acompañado de una rabia lo-fi que dramatiza el baño espiritista de la lírica, abogándoles 'Mon Cherie' a salir del paso centrándose en la dureza de los 70's, de ahí el descalabro incombustible de un rock'n'roll enderezado a base de las hostias de la vida, enfermando 'Let Me Be' solo con su recuerdo, estado necesario para que brote de ellos una energía descapotable venida a menos por el empuje de una locura paternalista que intenta recuperar un control extasiado por culpa de la noche, sus excesos y las malas compañías.
La caja de pandora sigue abierta gracias a 'Indoctrination Set', cuyas emociones saturadas de incontinencia verborreica desatascan el plebiscito de la veteranía, haciendo que esta experiencia controle su demagogia y la guerra fría de 'Roll Music', la cual calienta el cotarro al propiciar que Urochromes y HONEY copen su espectro sonoro, amén de los ramalazos cordales de un Ty Segall que provoca un amago de cataclismo incendiario en 'Can't See Nothin'', a lo que ayuda el espíritu de unos Ramones cuyo vómito lírico choca con su borrachera de conocimiento, bola de set para 'Shangri-La' y su remontada espiritual en forma de resaca capaz de escalar una montaña de espasmos neurálgicos que ni el mindfullness podría salvar de la quema, controlando incluso un atisbo de fuzz atrincherado en las cuerdas que se toman su venganza a través de 'St. John's Wort', la cual pretende descargarse de una sola vez, o eso muestra ese empeño suyo de surfear por entre las olas de un camino hecho a su antojo y semejanza.
Si lo visto hasta ahora era la cara amarga de la moneda, entonces lo de 'Dazzle Paint' es de órdago, con su oscuridad teñida de violentos riffs destinados a visitar el templo de los dioses del lado oscuro y esa manifestación impune de un superlativismo patriótico que ondea la bandera americana en bucle, consiguiendo el control total de 'Anxiety', elaboración maléfica de un tema hecho para reventar el alcoholímetro sentimentalista, lo que no evita que los demás sientan lástima al ver como tocan fondo, trama calculada al milímetro para que 'Utopia Sound' pueda tirar edificios abajo sin tener que aguantar la antítesis coronaria de la hemorragia antibiótica que desemboca en la descarga psicotrópica revolucionaria que acompaña a 'Fooled Again', enganchando en su haber el mal y el bien de Mick Jagger, sorprendiendo a propios y extraños al crear una catarsis que pone el estado de emergencia en pie, para regusto de una 'Deadlock' que osa a quebrantar las leyes corales no escritas, penitencia organística que proyecta su extinción musical en la figura del californiano.