Vangas - Facial Tissue

El universo musical de Atlanta se congratula al tener entre sus miembros a Vangas, cuarteto formado por Christian Touchet, cuya principal función se encomienda a los vocales y la guitarra, aunque también sus destrezas abarcan el bajo, sinte, cadenas y caja de ritmos, encargándose Cole Smith de las cuerdas del bajo y Kyle Smith de las de la otra guitarra, con Simon Wright también en modo multitarea al cubrirse de baquetas, cadenas y chapas de metal, compendio instrumental para hacer de "Facial Tissues", su álbum debut, un holograma gráfico de lo que significa para ellos underground y DIY, llevando a cabo 'I Have Three Faces And I Hang With Dogs' el primer acto de una representación bañada en punk, al que la lírica ayuda a deshacerse de una carga que es espoleada a base de un sucio enjambre de garage asocial, que mentalmente está sujeto al fuzz de un rock enrabietado, que en 'Laughing' se descontrola hasta llegar a un lo-fi vomitivo de hardcore al que solo rodea nada más que sangre empoderada que mira con desprecio a las clases que no están a su altura, sacando los riffs su catálogo de desprecio a pasear, cortando el aire con una rayadura ácida infinita que sustenta el decálogo de 'On The Floor', cuyo inicio gobierna Big Ups, desapareciendo del mapa tras cubrir Cole el estudio con un manto de oscuridad que aboga al tema a caer con todo el equipo en una depresión de rock setentero post-cocaína.

'Fibergalss Insulation' adecúa su euforia a una nueva dosis de garage grungeado a base de fuzz, la cual le reporta una caída a los infiernos del noise al no sobreponerse a la presión tan exagerada que sufre la lírica en cuestión, sobresaliendo los pensamientos más puros del cantante, expresados desde su yo más arcaico para avisar a 'Bell' de que no debe dejar sus influencias a nadie, premisa tomada al pie de la letra, de ahí que el escándalo de no jugar su música el papel de actor principal para que sus majestades no se sientan alejadas de su mundo de fantasía, es pura ironía, aplicándose el cuento también 'Stretch It Thin', que atiza condescendientemente y de manera estratégica con el sonido que caracterizó a Seattle en los 90's, aunque buscando la psicodelia de Woodstock del 69 para afinar su discurso.

'Skin' es la antítesis perfecta de que después de la tormente siempre llega la calma, abriendo frentes instrumentales y líricos a través de su variante más ensordecedora aka post-core, la cual intenta acabar con esa mentalidad que hace que sus esfuerzos físicos se vean retraídos para hacerse donante de órganos y evitar así el disfrute de la única vida que tienen en pos del complacimiento de otros, 'Control' de aduanas que se instaura en el corazón y que hace que la banda pierda la razón hasta el punto de caer en un sludge rock cuyas cuerdas logran tintinear lo justo para llegar al precipicio de 'Two Men Fucking', donde se suicidan acústicamente al tirarse por un interludio pragmático de ruido al que se le escapa la vida entre los dedos.