CRY debutan con un 7" titulado "Fire Me", via Danger Records, en el que el título del disco, y de su canción homónima, derrocha un sentido literal del mismo, ya que todo parece centrarse en ese momento en el que a uno le importa más lo suyo que lo de los demás, mimetizado en clave punk de sintetizadores arrancados de las manos a NOTS como parte de la rabia acumulada tras años de manifiesto empaque arbitrario, en el que el cuarteto se ha llevado la peor parte, remarcando 'Oh Shit!' el momento más bajo nunca jamás vivido y que precedió a la barbarie de su antecesora, algo que debe ser lo más cercano al holocausto musical que jamás nadie haya escrito, cantado y tocado, añadiendo ramalazos de garage, cuyas alucinaciones le llevan a uno al terreno de nuevas bandas de la escena australiana, añadiendo el propio sello, acertadamente, nombres como Nun, Spotting y Ubik, así, de gratis y para meter el miedo el cuerpo.
Saliendo de su Halloween personal, uno se encuentra con el planeta ochentero bañado en lo-fi de 'Current Rites', el cual anuncia a bombo y platillo, una vuelta de tuerca eclesiástica en lo que es una llamada salida de tono a los espíritus que pululan a sus anchas por el estudio Homeplugged, atrayéndolos para echarlos con un riego de fuzz sobrecargado cuya alarma es la señal necesaria para subir de nivel y atacar directamente al 'Demonism', el cual anda rabioso en esta lucha de clases, aunque tras el estallido electrificado, ese que nace de lo más dentro de su ser, sus primeros alaridos asoman por los altavoces, así que a repetir la jugada de algo que se ha convertido en un entretenimiento cuya dificultad ha llegado a niveles de pecata minuta, con lo que toca sentarse a ver la resplandeciente caída de los altos mandos y disfrutar de ese mundo cada vez más utópico.
📷 From the CRY - Fire Me (short excerpt)
