Habitar La Mar vienen para poner a Jaén en el mapa cósmico del noise rock con sus dos primeras publicaciones, "La Deriva" y "Realismo Histérico", que puestas en orden cronológico, dan para observar cómo ha madurado la fruta madura estilística que desprenden en singles como 'La Bruja', la cual aúna un sonido de nueva era y un trabajo a los vocales venidos de los 90's, desatando una tormenta stoner en 'La Ira', título y sentimiento con los que logran vaciarse por completo, necesitando de 'El Colgado' (o el tema de ellos si son más de Zlatan), para volver a los parámetros de su ser, obteniendo a cambio una realidad aumentada asociada a la rudeza instrumental que estoicamente se mantiene en pie y en consonancia a la agresividad de la lírica, alcanzando 'El Pacto' de no bajar la guardia y atronar al personal para dejar en el paladar un sabor de boca que empieza a coger tonos metálicos y prog rock de altos vuelos, con tintes de Modern Technology y JOHN.
El grito en el cielo es cosa de 'Fantástico Isidro', donde ya hasta A Place To Bury Strangers se dejan sentir por los altavoces, obra de Juan Soler aka Kantz al micrófono, Frego y Kike Gutiérrez a las guitarras, Víctor Díaz al bajo y Paco Reig a la batería, desmarcándose las cuerdas con unos riffs austeros que chocan con el eco de las 'Navajas' que cortan el bacalao, empoderándose las letras gracias al polvorín que sucede a su alrededor y del que se hace casi imposible escapar, dejando un sabor 'Amargo' de carácter ácido cuando sus fauces atacan a ese poder en negro que no deja de multiplicarse, atrayendo con ello a 'Carbunclo' a base de artimañas que recelan de la compasión teórica que practican, subiendo la tensión hasta afirmar categóricamente que 'Todos Mienten', encerrando a ese 'todos' en un pogo industrializado, que a su vez es capaz de crear roturas de cuellos, salvándose de la quema los elegidos por el caos de 'Serio', lección magistral de cómo desviar la mirada del cielo al infierno.