El cuarteto ÖPNV, acrónimo de Öffentliche Personennahverkehr, en castellano algo así como transporte urbano público de personas, se presentan desde Berlín con la vitola de querer ser la nueva música de baile alemana, o sea, que recopilando lo que son y lo que quieren, lo único claro que está es que el quid de la cuestión está en distinguirse, y lo consiguen con su EP debut homónimo, via Phantom Records, en el que Magnus (voz y trompa), Maria (voz y sintetizador), Seth (bajo) y Hansol (batería), hacen que el post-punk y la no wave, en el tema que da nombre al álbum, lance sus dardos sintéticos como si de NOTS se trataran, con un efecto nocturno cordal al que 'Neonlicht' da vida con su conquista a base de punk cervecero, provocando caos a su alrededor mientras la chupa de cuero se mantiene en todo momento sobre su hombro, ladrando Maria y mordiendo Magnus al micrófono para marcar territorio, asentado este en 'Trabantenstadt' alrededor de bandas hermanas como Liiek o AUS, lo que les lleva a elevar su propuesta con un marcado acento egg explorativo que vive de las rentas de unas cuerdas bajinales que bloquean cualquier atisbo de redención.
'Rasthof' se alucina al tratar su parte instrumental con el viento-metal, dejándolo aparecer espontáneamente como si de Iggy Pop se tratara, para que les lanza a un estrellato de ocaso que recuerde con su paso los tiempos mejores vividos, donde el cambio de los recuerdos se produce para sobrevivir a 'Monobloc', cuya revolución tiene tintes de querer acercarse a SUCK, aunque a los que adelantan por la derecha aquí son a Euternase.