Liiek provienen de bandas como Pigeon, Benzin y AUS, quedando la formación en manos de Denes Bieberich (voz y guitarra), Oskar Militzer al bajo y Anne Sophie Lohmann a la batería, presentando su álbum debut homónimo via Adagio830, con 'Crisis' teniendo un ataque de post-punk ecléctico cuyos riffs se acercan al lado garagero de R.M.F.C., mientras los vocales confrontan el título a través de un punk que exalta su rabia, utilizando la misma táctica en 'Ruling', aunque aquí en vez de gritarle al mundo, las cuerdas se mantienen en alto como señal de alarma para campear una posible relajación adictiva, la cual libra su particular batalla en 'Waterfall', en donde, y a pesar de los esfuerzos de la concentrada instrumentación por conjugar su sonido con la alegría de las cabeceras de series de los 80's, la lírica muestra una continua bajada de tensión debido a ese trastorno obsesivo compulsivo propiciado por haber confiado en los egoístas, el cual debe desaparecer de sus cabezas si no quieren llegar a perderlas, punto sin retorno que a dos voces, parece surtir efecto, ya que 'Conceit In My Head' muestra sus desacuerdos yendo más a degüello, adoptando el rol de las bandas madre de sus integrantes, rayando una irónica arrogancia que los puede volver muy cabrones, si ellos quieren.
'Dynamite' es una relajación en si misma del estado que vienen arrastrando, volcando su ira hasta el punto en el que Show Me The Body, por ejemplo, empiezan su catarsis sonora, y que 'Wire' recubre con una chispa de ignición que marca ese territorio que al explotar, declara su amor por el punk de los 70's, senda que 'Ruined' adorna con una enajenación transitoria cordal psicodélica cuya modulación es lo más rock que son capaces de tocar, lenguaje de signos frecuencial del que 'The Goods Were Properly Packed' se aprovecha para alterar el tono de los vocales cuando fuzz y noise sobrepasan el histrionismo que los hace perder la razón.