Initiates hacen suyo el 2020 con un álbum debut, "Esoteric Pop", via PNKSLM Recordings, en el que lo añejo fluye por todos sus poros, con la base por montera del post-punk y con invitados según la discordia del momento, entregando 'Voidless' su alma a ese rock setentero que le debe todo a la pose y el cuero, aunque el cuarteto sabe refugiar sus primeros impulsos también en unos riffs nublados por el éxtasis afrodisíaco de Preoccupations, haciéndose a un lado en 'Invocation' en pos de Elias Bender Rønnenfelt (Iceage, Marching Church), con el que el deceso peyorativo mental está más que asegurado, dando las estridencias cordales buena cuenta de ello al desdoblar su formas con el atisbo de caer a lo más hondo y volver a renacer de sus cenizas, momento en el que la acidez más garagera levanta su imperio atronador amoroso con un muro que pretende dejar fuera los sentimientos, tendencia que cala en la instrumentación pero no en los vocales de 'Minotaure', cuyo giro en pos de un dream-rock salido a escena procedente de la órbita de esos que no tienen miedo por mostrarse como son, les hacen estar a caballo entre el Lou Reed más lustrado en The Velvet Underground y George Mitchell (Eagulls), vaivén que se come la energía de cada componente hasta que Mick Jagger, en plan extasiado, vierte todo el punk desesperado por el estudio.
Y todo para volver al redil estilístico del que venían, con 'Endless Project' proponiendo un viaje soñador en donde la batería golpea su ánima, saliendo la pena desdichada de sus principios hasta no quedar nada de ella, ni cuando miran de reojo a los de Calgary, por ello 'You Haunt Me' es su celebración más personalizada, volviendo el (stoner) rock a su sano juicio al reverberarse con puñaladas baquetales electrificadas, que tiñen el ambiente de shoegaze, lo que provoca que su dolor todavía se extienda por las escisiones que respaldan aquello del daño ya está hecho, agonizando 'Five Eyes' con el beneplácito de su antecesora, resurgiendo 'The Last Man' con el orgullo emocional de los de Leeds para bailarle al anochecer, con luna llena y síntomas de grandeza, propagando a los cuatro vientos una llamada en torno a romper filas.
📷 Stephanie Gilbert