Fatberg - Fatberg

Londres engalana una vez más sus puertas al infierno gracias a la insensatez, inmediatez y desfachatez, de Fatberg, cuarteto formado por los guitarristas James Aucutt y Omar Mirza, el bajista Alex Weeks y el batería Cameron Colbeck, encargándose el primero y el último de los vocales, en su colosal debut EP homónimo, demostrando su poderío 'Maggot's Gold' con una descarga apolcalíptica de rock'n'roll a cargo de la Santa Inquisición o lo The Devils, como cada uno lo quera ver, poniendo el garage su carga más amarga cuando los vocales hacen acto de presencia, llegando a su culmen al microestallar con una rabia inusitada, capaz de darse un último homenaje al esparcir las cenizas de sus restos y recoger el testigo 'Meanwhile', afilando sus cuerdas las bajas frecuencias mientras se encaraman a un camino de espinas, que dejan ver a The Parrots y sucedáneos como influencias, entrando la noche en su parte más Jimi Hendrix cuando aullan a la luna llena, propiciando que en 'Information' impere un ambiente pop-punk que manifiesta un chute de adreanlina y una locura incongruente cuyos precedentes son los 70's, Iggy Pop And The Stooges, los New York Dolls y compañía.

El perturbador aka inicio noisero de 'Believer', los termina por descubrir como una de las bandas que si se lo proponen, pueden traer de nuevo el espíritu de la revista y el estillo llamado punk a nuestros días, llegando a un punto álgido al que se suma el fuzz, whisky con hielo en vena que para unos será desagradable y para este blog es lisérgico, dejando el término placentero para 'Art Of Sod', donde su  Leonard Cohen personal, se ve acelerado por la presión mediática, rescatándoles TIGERCUB con un muro de ruido del que salen por patas unos Ramones totalmente psicodelizados, faena que termina por rematar 'Red Pony', preparación mortal para entrar en el más allá a su ritmo, desbloqueando a los estadounidenses, Liiek y un recelo desesperado consigo mismos, elevando las descargas de gritos para desatar sus riffs una electrificación que carga el ambiente desmesuradamente hasta un final atropellado sin perjuicios.