'Discipline' de extrema necesidad para evacuar ahora toda la bilis del primer plano que luce la instrumentación, indemnizada por el noise gracias a esa demencia que la hace olvidarse del primer vendaval, para inmiscuirse en otro que alcanza la definición de inconmensurable, esparciendo su gotelé de primera mano junto a una anestesia de particular violencia sonora, con la que invocan un desquiciamiento mental que rebasa todos los límites, sintiendo 'Retribution' la necesidad patológica de que el mal acampe en su ser e invocar así, a un rock setentero de mala fe caído del cielo, el cual, en 'Gilded Cage / Sanctuary', da lugar a la ópera prima por antonomasia de la facción más dura que existe, su Mr. Hyde, con cuchicheos de radio fm para sintonizar mejor con su yin y asaltar el juicio final a puñetazo limpio junto con 'Vacant Paradise', avisando el diablo de que ya nadie puede escapar de él, brotando la sangre cuando ejecuta coginitivamente su danza maldita, convirtiéndose en terrorismo sonoro que recibe a 'Idolatry' sin perturbaciones, primando la radioactividad de ese apocalipsis bárbaro que desatan, moldeando dichos momentos para que el tema que da nombre al álbum, sea la comitiva que de la bienvenida a todos esos miedos de rebajamiento hipocondríaco de nueva ola a través de una niebla nuclear que suscita a JOHN, suponiendo la condensación híbrida entre sus memorias y las que están por escribir.
Bad Breeding - Contempt
El quinto disco de Bad Breeding, "Contempt", via One Little Independent Records e Iron Lung Records (US), nos lleva de vuelta a los inicios de la banda, dominando el punk y el hardcore por encima de todas las cosas, condimentados ambos estilos en 'Temple Of Victory' con distorsiones, reverberaciones, electrificación constante y garagismo, tocados con mimo para que las cuerdas y la batería sobrevuelen todo el espectro frecuencial, vibrando con idas y venidas que dejarían a cualquiera besando la lona, no a ellos, ya que esto acaba de comenzar y se viene 'Survival', cuya microconexión entre ambas se basa en centrarse en su primitivo país de nunca jamás, siendo esta última además una trituradora cuyos matices le llevan a uno a un mosh pit infernal, discordia barriobajera que se marca un triple alucinógeno que pone de manifiesto a esos pitbulls de matadero que son, concentrándose 'Devotion' en la opresión depresiva sentida, imprimiendo un ritmo diabólico con antecedentes, incluso policiales, de ahí que puedan tirar la mierda a la cara y verterla en dosis de ataques epilépticos sin presencia de barbitúricos, una 'Liberty' sentida que causa estragos al derribar concienciudamente el muro de ruido desde el micrófono.