Gurriers - Come And See

El álbum debut de Gurriers, "Come And See", via No Filter, muestra el potencial que tiene el quinteto dublinés cuando se emplea a fondo, siendo 'Nausea' ese atractivo industrializado, cuya locura psicótica se acerca más a un encarcelamiento sonoro de tratamiento con electroshock, un aviso de que el mal ya está aquí, dejando como regusto demencial ese momento de calma tipo Fontaines D.C., combo intelecto que da paso al rock duro de 'Des Goblin' y al avituallamiento estratégico de NOISY, todo un agitamiento de las cuerdas que garantiza la aprehensión dictatorial, vertida sobre una oscuridad incesante y narcisista, roll de maestros para 'Dipping Out', cuyo sucedáneo de punk atemorizante encuadra a Soft Play en un horizonte muy lejano, llegando este al universo de 'Prayers' como balada marginal de contrastes anómalos temporales, con los que los susurros de penuria se encaraman a lo alto de la botella del mejor licor, escarnio sentimental que se denota a modo de argollas arrastradas hasta un pozo sin fondo en el que la explotación desestresante es un catalizador hacia sus buenas costumbres.

'Close Call' enciende los motores de los 70's mientras la presión cordal se agolpa para derribar las puertas del infierno, encaramándose el horror a sus pensamientos, pendencieros de una buena dosis de envenenamiento intrínseco como el que ofrece 'No More Photos', picando de nuevo el mosquito, ahora como conejo sacado de su chistera, el cual comete un asesinato sonoro que atenta contra la reina de la colmena, embebiendo una depresión durante el juego mental que practica su partida de cartas a lo IDLES, bendición esquizofrénica a la que 'Interlude' responde con el entorno natural que rodea al estudio, rompiendo el cascarón de nuevo 'Top Of The Bill', por donde asoma una belleza de riffs que envalentona una lírica que tiene (casi) más que decir que esas distorsiones evolutivas con las que uno roza el éxtasis, llegando primeramente con 'Sign Of The Times', saliendo a flote una rabia consentida, la cual patrocina la pista de baile en formato acabose del mundo al precipitarse por un acantilado sintético en el que las cuerdas bordan el papel secundario, toma de poder sin control y desenfreno, cuya continuidad se refugia en su CGBG personal aka 'Approcheable', dejando su sello implícito de venganza antes de que el tema que da nombre al álbum, suponga su triste adiós y medición casuística mientras se recuestan en unos ochenta decorados con lentejuelas y shoegaze tardío.