Thank - I Have A Physical Body That Can Be Harmed

El álbum debut de Thank para Big Scary Monsters, es además el primero que hacen como cuarteto, a lo que también hay que sumar un cambio de cromos en la alineación inicial, siendo ahora Freddy Vinehill-Cliffe (voz, guitarra), Lewis Millward (guitarra, sinte), Cameron Moitt (bajo) y Steve Myles (batería), quienes componen una banda a la que nada le afecta a su sonido, sino que lo potencia con un 'Control' envidiable e intergaláctico, a tenor de la locura que en él se suscribe, incluida la de uno vocales vívidos de unos sollozos que afectan directamente al punk con el que son lanzados al mundo exterior, mantra electrificado por una ola de fuzz, que sale del psiquiátrico en el que estaba guardada en dirección a 'Woke Frasier', cuyo mundo de pastillas de colores también se ve interrumpido bruscamente por ese afán de los recuerdos de mostrarse como si de la realidad se tratase, entrando en el bucle tejido por el teclado y en consonancia, con la instrumentación activo-pasiva, algo que les hace despertar del coma en 'Do It Badly', erigiéndose firmemente en el punto álgido de su ser sin medicaciones que valgan, de ahí el rollo de Amyl & The Sniffers que a su vez, torna en Big Ups, empoderándose de calmantes distorsionados que les llevan por una vida de subidones enaltecidos por las cuerdas y las baquetas, improvisando 'The Spores' su rabia contenida cuando el efecto opiáceo les abandona, quedando una rudeza de barbarie que ahoga las penas en un garage, el cual permite todo tipo de florituras en su alzamiento, jugando el terror su baza para convertir el tema en una jam session coordinada para que el mal se propague intensamente a su alrededor.

La perversidad toma las riendas de 'Down With The Sickness', suponiendo su chulería una prueba más de su afectividad por la supervivencia más extrema, coronándose el rock como elemento evolutivo desde Woodstock del 69, activo en toda sus variantes para encajar cualquier golpe que le venga encima, por mucho que 'Barely' se empeñe en defenderse de ellos esquivándolos, una forma tomarse las cosas con la que 'Smiling Politely' no conjuga, ya que ella más de realzar el caos, reverberarlo y meterlo en una lavadora de emociones que no carbura sin su permiso, apareciendo el subconsciente para afrontar estas adversidades (in)sustanciales y aparcarlas en su haber, como ese 'Dead Dog In A Ditch' de su infancia, instalándose un ruido metronomizado que solo atiende a la enajenación en él comprimida, forma de liberación captada por igual en 'Perhaps Today', la cual juega con la química noventera y un tratamiento de empolvación ajustada a este nuevo siglo, conformando, asimismo, un muro de lamentaciones que son la gasolina de 'Writing Out A List Of All The Names Of God', puñetazo en la mesa que les arrastra a un hardcore mareante con el que el mosh pit es death wall y corrimiento de tierras en círculos, estallando en mil pedazos en un histrionismo que debería ser el punto de partida de los de Leeds.