Los JOHN despiden el año con su álbum debut en directo desde la Sala Scala en Londres, "POST-KINO", via Brace Yourself Records y Pets Care Records, dándonos el lujo en una listening party, acometida hace escasos minutos, para poder escuchar en primicia como 'Côte D'Adur' saca su sonido abrasador prohibido, ese que ya es marca de la casa del dúo de Londres, encaramándose a los altavoces para ser escupido con una violencia desatada, terminando con ese mensaje claro en el que se presentan como lo que son, John Newton (voz y batería) y John Healy (coros, guitarra), los amos de una perversidad estruendosa que relaja sus pretensiones en 'A Submersible', viaje con el bajo sobrecargado a cuestas, específico para añadir más mordiente a un fuzz que reclama contagiarse de las cuerdas, una divinidad de oscurantismo demoníaco que cada vez va llenando más y más su ego, entrando 'Theme New Bond Junior' a saco para celebrar los 10 años de su primer directo, llevando este el sello de uno de sus hits más icónicos, con las cuerdas gritando de placer mientras aprietan los dientes para que la (des)carga de noise sea un ataque brutal en el que no pueda faltar la sangre en manos y boca, siendo 'Hopper On The Dial' el bálsamo disonante que traiga una paz lo-fieada, hasta el punto de nublarse la vista, ambientando el ruido de fondo en un mar de lava que se mantiene expectante, pero vibrante para mirar al respetable, aquel que se congregó aquel 29 de febrero de 2024, con ojos inyectados en sangre antes de volver al redil sonoro que tan bien saben cocinar.
'Service Stationed' asalta la banca tirándose de cabeza al mosh pit, previo muro de la la muerte preparado para que la enajenación saque el mejor headbanging de cada uno, mientras el post-rock metalizado sufre de incontinencia de rebeldía prosaica, ardiendo el ambiente con el cúmulo de testosterona que también recala en 'A Whole House', atendiendo a ese riff de altas frecuencias, el cual se cuela en el subconsciente rápido y veloz como el correcaminos, no atendiendo a mayores razones que las de desestresarse, filosófica, mental y físicamente, asaltando la banca con esa forma de caer a plomo aquí y en 'Riddley Scott Walker', un aporte calórico de serotonina mientras el manto estilístico de su alboroto resuena incansablemente por los altavoces, obteniendo 'Trauma Mosaic' el beneplácito de la dicotomía por excelencia, poniendo los vocales de manifiesto que no son de este mundo, quebrados antes de llegar a una rotura, cuya solución es abrazar el apocalipsis instrumental que generan, reparando en él igualmente 'Squad Vowels', una vorágine de señorío indomable que baja de nuevo al barro, ahora indoloro, para llevarnos en volandas a sus orígenes, levantando la cabeza para entonar este clásico por excelencia, retorciéndose en su tumba todos los caídos en combate, por aquello de no perder ni un hilo de esa magia que le caracterizó en su álbum debut, dejando un regusto incalculable con el que mirar a 'Future Thinker', despedida en familia, abrazando sus mejores galas sonoras, yendo a la guerra con todo, salivando corrosivamente en una subida a los cielos, teñidos estos de rojo para que la fiesta continúe lo más agresivamente pacíficamente posible.
📷 Sam Walton