Tras la presentación del grupo hace un par de meses por aquí, Dilly Dally están de vuelta con su debut en largo, "Sore" (vía Partisan Records y Buzz Records) con 11 cortes en lo que cabalgan entre el grunge de Nirvana, el garage más osado, el noise más rebelde y punk vocal gracias a la voz poseída de Katie, como bien demuestra 'Desire', en donde su deseo de fuego es una catarsis cocinada lentamente al son de Menace Beach, en donde el exhalar aire no da los frutos esperados, ya que las penas se van recrudeciendo a medida que 'Ballin Chain' ahonda en el recuerdo, haciendo que las palabras pierdan su control. No hay nada que mitigue el dolor que uno siente por dentro, por ello el delirio llega al pensamiento con la idea de dispararnos en la cabeza y acabar con todo.
'Snake Head' es el consuelo de no haber perdido del todo a esa persona a la que tanto anhelamos, aunque ahora en formato amigo, cosa que es una mierda, como así demuestra nuestra fémina al emplear ese tono de desidia tan característica de Pete Doherty, aunque la esperanza la dan los verdaderos amigos, esos que están a la instrumentación, y donde poco a poco esos riffs encarcelados de 'The Touch' van encontrando su libertad a medida que Katie va tomando ventaja en su cruzada consigo misma y sus ramalazos hardcore.
'Next Gold' cambia el patrón inicial y se inclina hacia un rock que no muta pese a esa rabia que todavía circula en el ambiente y que parecen llevar al galope cuando esta sale a la luz, intentando no perder elnorte ni que lo alucinógeno de la misma para que 'Purple Rage' se agarre a la vida, a pesar de los todavía fantasmas que intentan invadir nuestro ser, los cuales son combatidos por ese subconsciente que nos proporciona la fuerza para llevar a cabo el cambio que pedimos a gritos y que 'Get To You' intenta gracias a la calma que le imprime, aunque no parece suficiente si nuestra protagonista no es capaz de salir del infierno por ella misma, ya que sino es así, éste la absorberá y la meterá en un tornado de fuzz y ruido del que jamás podrá salir.
Las cosas se van clarificando y ahora es ella la que pone adrede la desesperación ácida a 'Witch Man', así como el aullido agudo del animal que lleva dentro, sacándose del alma esas creencias falsas infundadas contra su persona, apoyándose en 'Green' en su gente para poder salir de una vez por todas, a medida que va autoanalizándose por el camino, aunque éste va a ser largo, y por mucho que dulzura se torne sugerente en 'Ice Cream', todavía hay un poso enfermizo en ella que la hace caer y llorar sin fin.
'Burned By The Cold' da la última estocada con una una balada trágica al piano amenizada por una lluvia constante, como si todo estuviera acondicionándose para el entierro de su propia muerte en vida.