Los de Leeds vuelven a la carga con "Lemon Memory" tras haber publicado hace dos años "Ratworld", dando buena cuenta de que tienen un sonido propio basado en la distorsión, grunge, Ryan Needham y Liza Violet, las cabezas visibles de un SUPERgrupo al que Nestor Matthews (Sky Larkin) y Matt Spalding (You Animals) vuelven a respaldar al dúo como ya hicieran en su debut, contando ahora Nick Chalter (Seize The Chair), el cual ha desbancado a MJ (Hookworms).
'Give Blood' comienza con los mismos problemas en la arrancada que Warpaint tuvieron en la 'Intro' de su álbum homónimo (ellos con un intento más incluso que las californianas), pero una vez solucionado el bache, hacen un honorífico repaso por la historia de sus doce primeros cortes, trayendo de nuevo la valla electrificada que sus guitarras plantean al primer plano, junto con el filtrado de sus vocales, el garage, la suciedad e incluso la misma velocidad de ejecución, esa que bebe de la calma relativa que salpica indirectamente a 'Maybe We'll Drown', donde Liza toma ahora el control vocal con un pop enjuiciado que rechina sin necesidad de que la deformación irracional de sus instrumentos esté presente.
El juego de tuya y mía se decanta en 'Sentimental' del lado del señor Needham, con la batería perreando en modo Charles Moothart (Ty Segall), dando pie a una aureola psicodélica que juega más con la marihuana que con el LSD, ya que el estado en el que se quedan las cuerdas es de reposo más que de alteración psiquiátrica, válidas las dos para que a 'Lemon Memory' se le termine de ir la pinza, con el teclado mostrando una muerte cerebral de vocales sugestionados por el suicidio instaurado en el cerebelo, el cual, sin atender a estas razones, da señales moduladas de vida, mostrando 'Can't Get A Haircut' una levitación sobre sus propias cenizas, en un desfile de pedales que muestra el sonido mundano de color rojo sangriento de su mimetización en The Jesus And Mary Chain.
'Darlatoid' y 'Suck It Out' fomentan el frenado de los impulsos grunge cuando estos parecen que van a aflorar y así engrandecer aún más esas melodías estilo Tame Impala, llevándose todo al terreno del conservatorio, mostrando una precisión suiza que se encara de frente con su propio Mr. Hyde, ese al que le gustaría sacar su lado TRAAMS, pero fuerzas de gravedad aparte, solo logran quedarse en el intento, necesitando incluso asistencia de una ambulancia interespacial para constatar este infortunio.
'Owl' lo lleva todo al terreno angelical, ese en el que Liza se mimetiza completamente en Raphaelle (Braids), dando a entender con ello que el garage cada vez va a sonar más rudo y más ligero, por aquello del peso del alma del cual se va despidiendo Ryan en 'Watch Me Boil', acompañándose de la cantante, el teclado y una electrificación casi sepulcral que en 'Hexbreaker II' desaparecen, tiñéndose todo de blanco entre lamentaciones de unos, buenas palabras de otros y un ritmo para honrar la memoria del limón.