RAYS - RAYS

El cuarteto de Oakland va en serio con su álbum debut homónimo, no solo por que lo publique Trouble In Mind Records, sino que además, RAYS saben adentrarse en terrenos pantanosos de los que salen indemnes, como en 'Attic', cuya primera imagen que asemeja el cerebro es la de The Parrots en sus inicios, y como si de la madre superior se trataran, la instrumentación es capaz de mantener la calma en todo momento, no así los vocales, que buscan su protagonismo entre la basura y la resaca de la garganta, que se mece sin ganas en las olas del dream-pop.

En 'Dead Man's Curve' el testigo microfonal pasa de manos de Eva a Stanley, manteniéndose él también en los trece de la desolación, haciendo ver, con una orquesta de repetición monal, que hubo tiempos mejores como aquellos en lo que las atracciones de la feria lo eran todo, pero el bajo junto a esas baquetas cargadas por el diablo, establecen un caos del que todos caen en su trampa, rebajándose su efecto con ese no pop no rock con el que 'Lost In A Cage' pretende endiosar a unos Sheer Mag sin mayores pretensiones que las de simplemente manifestarse.

Si quieres hacer ruido, sácale partido a la cuerdas, y eso bien lo sabe 'Downtown (Ha)', haciendo que estas se impongan, categóricamente hablando, alterando la línea temporal que llevaban para darle más brío al asunto que los lleva entre manos, sumándose 'Gambler' a la causa, manteniendo la intensidad por encima de los parámetros establecidos, trayendo a la mente un grunge noventero que no termina de perder el control.

'Drop Dead' es la engatusación hecha canción, ya que, con las guitarras asentadas en la misma década que su predecesora, no se guardan un ápice de su fuerza para venerar a esos Nasty Bits que se cargan un edificio entero en la serie Vinyl, al tiempo que el desmadre de carácter frecuencialmente agudo desafía sus propias normas, hasta ahora seguidas a rajatabla, y por las que 'Pain And Sorrow' pone el grito en el cielo, a la par que sigue en la cresta de la ola y mitificar así ese sufrimiento que no les deja viajar algo más rápido.

'Theatre Of Lunacy' se nutre de una alegría instrumental de post-punk de matrícula de honor que trae de vuelta los míticos bailes de Ian Curtis, lo que incita de nuevo a los de Philadelphia a buscar camorra al tiempo que van montados sobre sus Harley-Davidsons recorriendo 'Made Of Shadows', cuyas luces deslumbran la chulería insulsa 'Model Or You?', llegando el muro de las lamentaciones a su fin tras su paso por 'Over And Over', con una caída en picado que despide a los instrumentos uno a uno, recordando a las Girlpool de su LP debut.