'Bears' coquetea con el post-punk, con el bajo tomando el control para riffear por las paredes anti-sistema construidas a base de un condimento fuzzero que contamina una lírica irreverente y que vuelve a ser utilizada para sumar los adeptos necesarios a su causa pro-animal, donde la seducción Mansonista está pintada en sus caras, cautivando con ello a 'Bus Shelter', en donde se sueltan la melena mientras se van pasando el micrófono las unas a las otras, adoptando en algunos momentos un tono nasal neutral, rollo Max Levy (King Of Cats, Garden Centre), que cuando se mezclan entre sí, resulta exasperante para una instrumentación que sufre de estrés post-traumático, del que se lucra la torre de comunicación fuzzera, un habitual ya de sus entrañas, aunque también sabe echarse a un lado cuando la pureza industrial de 'I Am The Meat' va instaurando un encendido y apagado de luces, que coincide con un movimiento vegano con el que denotan el miedo al que se ven sometido las víctimas, hostigadas hasta la perpetuidad por aquellos cazadores que rastrean el terreno a cada segundo, sucumbiendo 'Slithering Lizards' a sus encantos, teniéndose que levantar, a duras penas, a pesar de la situación de inmovilidad obligada, rompiendo las cadenas del cáncer emocional al que están sometidas a través de una Savages que se van encaramando instrumentalmente a los Beekeepers, los cuales dejan su rastro en esta acción díscola de fuzz que coge los nervios de la misma para superarlo, mostrando en su hipotética segunda parte, el factor revolucionario que estaba cegado por la primera, atentando con un punk vocal que garagea hasta acabar con la oratoria organista de la familia Addams.
Después de la sacudida mental, toca resarcirse con una actuación por parte de 'Power' en donde el factor sorpresa sea la clave, libre de pensamientos que juzguen sus acciones, no habiendo mejor forma que conjugar las altas frecuencias del rock con el desasosiego depresivo que otorga el vaivén del muro de las lamentaciones, desgarrándose por dentro hasta que 'Hysteria' se hace cargo de ella, sacándola del cubo de trash setentero en el que se habían metido, para atenerse a la locura más convencional jamás vista, condimentada en fragmentos como 'When do you get married' o 'Mother hero', comuna hippie mental de la que su instrumentación se propone como salvadora.
📷 Nigelmaitlandphotography