En Toulouse hay un trío que al igual que Iguana Death Cult en Holanda y The Glücks en Bélgica, está poniendo el gallinero patas arriba en su Francia natal, con un EP debut, "Space Is The Key", que se argumenta principalmente desde el garage y la psicodelia, gracias a Jean (voz y guitarra), Rèmi (voz y bajo) y Canek (batería), con un largometraje extendido a lo largo de los 5 temas que Howlin' Banana Records decidió apoyar sin contemplaciones, con 'Dominator' empleando su tiempo en volar la cabeza de sus oyentes, ya antes siquiera de dar una caña que no promete pero que se encuentra embebida en sus tentáculos instrumentales, gozando como vampiros de la noche de los muertos vivientes a través de un rock cincuentero que se infecta de garage y fuzz, haciendo saltar así las alarmas y a cada uno de su asiento si no estaba ya de pie, llamando a la calma con la salida de la luna llena, pero es un imposible que hace tope con la psicodelia de Tame Impala antes de aparecer a la orilla de 'The Sword', sin recordar prácticamente nada por el efecto de una noche gloriosa que llega hasta el amanecer, donde destellos del día anterior se acumulan por la languidez inicial mostrada, perdiéndose entre las neuronas activas cuando las cuerdas entran en un bucle reverberativo al tiempo que cortan el aire y quedan sin respiración al respetable, resolviendo 'Sound In My Head' el problema de raíz, cayendo a plomo a lo Royal Blood, y con un descaro que les afecta agudamente a las cuerdas vocales del coro, batiéndose entre la maldad y la posesión infrahumana que la electricidad se encarga de abaratar antes de que la especie se propague.
'The Sleeve' alcanza el éxtasis abandonando este mundo para adentrarse en el espacio exterior, llenándose de un aura benigna que acompaña con destellos estelares que se cuelan en el rock extraterrestre que cruza de lado a lado a Jimi Hendrix, apretándole Jean las tuercas a su guitarra para poner rumbo de nuevo a sus orígenes, no sin antes flipárselo una última vez como si se trataran de los mismísimos Unknown Mortal Orchestra, y sino que se lo pregunten a 'Space Is The Key', aterrizaje casi perfecto de no ser por los sobresaltos típicos del punk conmocionado por la altura de la caída, los cuales allanan el camino una fuerza sobrenatural noisera que carece de cualquier sentimiento y se dedica a hacer lo suyo, poniendo los franceses todo en su sitio una vez se encuentran en tierra, intentando definir lo allí vivido con su juego acrobático de pedales, cuerdas y baquetas, asombrando en su final gracias al despliegue de láseres que acaban por dar a conocer esa parte que solo unos pocos elegidos verán con sus propios ojos.