Spoon Benders - Dura Mater

9 meses de vida son los que atesoran Spoon Benders, la formación de Portland que está integrada por la vocalista y guitarrista Katy Black, la otra guitarrista, Buffy Pastor (Toast Ghost), Phoebe Grieves al bajo y AJ Herald a la batería, los cuales publican su disco debut "Dura Mater", donde 'No Exit' presenta al cuarteto como Deap Vally pero conteniéndose las ganas de reventar todo, con las cuerdas como dueñas y señoras de ese garage fuzzeado, sobre el que la batería parece decorar el daño de la lírica, y es que una vez pasado el tren de Black Sabbath, se viene el noise depresivo de 'Voyeur', atacando con una demencia sonora que el micrófono profesa un profundo malestar, que les sirve como aliciente para dibujar unas pinceladas psicóticas, las cuales sostienen la repetibilidad de sus palabras para infligir ese daño que el punk de los 70's hace irreversible y cuyo efecto es una parálisis permanente que se alía con los riffs de Jimi Hendrix, sobreexcitación que denotan los cuatro poros de 'Nation', sobre la cual irrumpe el corte inglés en su discurso, léase shame, acompañado de un uranio empobrecido que (Thee) Oh Sees aprovechan para orquestar un rock que tiende todavía a vivir del pasado, aunque también derrocha perlitas mensajeras a lo The Black Keys para definir su parte más Dr. Jekyll, ya que tras esta, el dramatismo de Mr. Hyde lo inunda todo y la sangre hace acto de presencia sin tan siquiera abrir la boca, dejándose acompañar de una acidez ecléctica que vuelve a juntar sus dos partes en un solo yo cuyo tono amenazador infunde el miedo que tanto ansiaban.

'Layla' muestra la bondad de Warpaint al inicio, apartándose rápidamente para que el dúo de Los Ángeles vuelva a acaparar las portadas, mostrando su habitabilidad en el underground cuando la protagonista del título más falta hace, punto débil que el rock de manual de The Stooges utiliza para ablandar los corazones del sol naciente irradiado en 'Host', donde especulación, intriga y miedo, están escenificados por unas cuerdas que lo estiran al máximo antes de que su parte más austera ensalce el falsetto de la cantante, lo que lleva a una activación punk hardcoreada que recrudece su propio estado policial al tener que desalojar GØGGS el pogo previamente lanzado al aire, descansando sus cenizas sobre 'Croaker', desescalada mortuoria que antes de desangrarse, clava sus estocadas líricas en la sien, consiguiendo, junto al cruce de cables instrumental, que todo se ponga perdido de prog-rock, garage y suculentas píldoras de heavy, bienvenidas por 'Jettison' para liberarse de todas sus ataduras y prejuicios, ayudando el factor a The Glücks y ese desplome psicomaníaco de mirada perdida que gastan, animadversión que blande la espada al resentimiento y les hace acabar este disco con las botas puestas y dando una clase magistral de esa locura perceptible en King Gizzard & The Lizard Wizard.


📷 Tyler Cobbs