En el quién es quién de Palberta, Anina Ivry-Block, Lily Konigsberg y Nina Ryser debutan en largo para Wharf Cat Records con "Bye Bye Berta", y al igual que The Coathangers, las neoyorquinas se van rotando la guitarra, el bajo y las baquetas, durante las 20, sí 20, canciones que tiene el álbum, las cuales cuentan con la actitud punk necesaria para grabarlas donde quieren y cortarlas donde nadie se lo espera, contando a su vez en su haber con el ritmo que imprimen, libre de prejuicios y dirigido a las masas sin contemplaciones de ningún tipo.
'Why Didn't I?' da buena cuenta de la sinergia negativa, en el sentido degenerado de su instrumentación, que ataque atañe a este álbum, y lo hace a modo de Girlpool, angelizando con sus voces una propuesta que en 'Acoustic Rollup' ataca al punk en detrimento del pop derrotero de sus vocales, los cuales abandonan su actitud cuando el trombón hace acto de presencia, misma influencia que un caramelo ejerce sobre un niño.
'Jaws' vuelca un rabia que toca las cuerdas del bajo con la vara del violín, a modo de sierra mecánica, poniéndosele en bandeja a la batería lo de ensalzar sus pensamientos, utilizando esta los mallets para mostrar las ganas de rito que tiene, siendo sus plegarias escuchadas en 'Bells Pt. B', pero el maltrato alias baile de ofrenda, que se marca 'Nose' en tono Animal Collective a conjunto con Glass Animals, parece no ser suficiente para las altas esferas, lo que desemboca en la actitud de niñas de colegio pijo en 'Why'd You Cry?', donde el título es repetido una y otra vez para sumar más daño al hecho de no conseguir sus objetivos.
A sabiendas de en qué pueda repercutir el daño hecho, 'Ode To Honey' intenta volver a lanzar un conjuro para enmendar su desgana anterior, y lo mejor que hace, es llevarlo a cabo con un rock que sufre de gastroenteritis y bebe de nuevo del pop para mostrar lo buenas que son, tirando de cascabeles de vaca para cautivar definitivamente a los espíritus, los cuales piden más baile, dándoselo 'Trick Ya', poniendo a prueba su seriedad aumentando el ritmo hasta partirse el tema en dos y ellas de risa, viendo recompensado su compromiso con el poseimiento de 'Sick', por momentos mostrando a las Hinds, birra en mano, que llevan dentro.
'She Feels That Way' se queda solo con los vocales y el xilófono antes de entrar con todo en su versión eléctrica, donde el fuzz engrandece las voces hasta casi dar a entender que lo suyo podría ser gospel de iglesia evangélica, yéndoseles el alcohol de las manos en 'Holiday', donde recuperan los juegos de su infancia. La resaca llega con 'Finish My Bread', desconexión rítmica punk de su cerebro, con su particular mentalidad fuera de sí, en plan tétrico, aunque casi da más miedo la combinación de estilos clásico y jazz, con la bailarina de la caja de música girando sin darse tregua, dejando al descubierto su rostro, el de La Catrina, la cual celebra el haber cometido una de sus fechorías en 'Pick Up The Phone', mostrando que la ida de olla tiene cabida en un centro psicológico, dejándolo más claro todavía 'Stayin' Alive' y 'Rabbiting' donde podrían estar cortándose las venas y nadie se extrañaría.
Tanto libertinaje tiene su bajón en 'Get Around', pareciéndose a las chicas de Charles Manson, dando la puntilla melancólica 'Bells Pt. A', cerrando en un campo de campanillas su estado anímico, sin posibilidad ninguna de volver a ser lo que fueron, jactándose sobre ello de forma trágica en 'Filling Empty'.