Speck hacen honor a su nombre con un sonido grasiento que se resume en 2 EP's en los que se denotan el cambio de año así como la suma de un miembro más a lo que empezó siendo el trío que publicó "Psycho Babble", en donde Trent Rivas es el front- y behindman, ya que a parte del micrófono su tarea es la de dar baquetazos a diestro y siniestro, siendo el mejor ejemplo 'Metal Legs', encargándose Crosby Lloyd de la guitarra y Bob Jackson del bajo, creando los tres verdaderas telas de araña punk, las cuales se arriman al garage, lo-fi, lado oscuro y NOTS en cuanto 'Run' se pone delante, alterando la melancolía instrumental una rabia empapada en alcohol reverberado que hace causar estragos a su coetánea 'Transfat', la cual se enrosca en un noise de armas tomar con el que no consiguen levantar la cabeza del suelo, no estando tampoco por la labor 'Psychobabble', la cual adopta un cierre de esos con los que Iguana Death Cult le dejan a uno con el mal cuerpo ese de que esto se acaba.
Lo bueno de pillar a la banda ya con un nuevo miembro, es que este viene acompañado de otro mini álbum debajo del brazo, sumándose James Novick al sinte en "Dead Air Sessions 2019", una hostia en toda la cara cuyo primer recuerdo a la mente es el de verse rodeado por unos Beekeepers deseosos de sangre, actuando el último fichaje como cebo en el que la brutalidad patriótica de 'Yellow' se ve normalizada en 'Bruce G.', la cual escandaliza al mundo por una alteración en la que incluso Show Me The Body se verían un poco empequeñecidos, también en 'Dead Beach Boy', aunque aquí el sludge juega el papel de poner todo de rojo para generar el caos más absoluto, carisma que mantiene en vida 'Omega', mostrando una incertidumbre inicial que enciende su mecha para irse instrumentalmente al hiperespacio, sufriendo Trent por la velocidad hipersónica de sus compañeros de fechorías.