Wasted Shirt - Fungus II

Lo de Ty Segall ya no tiene nombre, banda en la que participa, éxito asegurado, tocándole ahora el turno a Wasted Shirt, donde él (guitarra, bajo y vocales) y el miembro activo de Lightning BoltBrian Chippendale (batería y vocales), se reparten los honores del álbum "Fungus II", via Famous Class, primero, espero, de una larga lista, y es que el grito inicial de 'All Is Lost', más propio de Scarlxrd, así como la locura premonitoria garagera cordal, hacen que uno quiera más de este apocalipsis a imagen y semejanza de un pogo que termina de reventar las estadísticas cuando el bajo entra en juego, el cual provoca más taquicardias gracias a esos riffs que llaman al desorden mental y que no muestran ningún pudor al asociarse con 'Zeppelin 5', cuyo efecto tormenta casa perfectamente con Tarantino y un público entregado que canturrea sus anuncias tribales más deshonestas con el ritmo que le imprime el dúo, pero para cuando los primeros acaban su show alternativo (o eso parecía), los primeros buscan con ahínco la caída a los infiernos pasada por una corriente eléctrica de alto voltaje que choca con los ideales de 'Fist Is My Ward', oda a (Thee) Oh Sees, visita que se conjuga con el recuerdo permanente de los anteriores proyectos del californiano y la mezcla de estos, con un punk al micrófono que mendiga radiaciones electromagnéticas comulgantes con la desmesura psicodélica de una instrumentación desbocada hacia los caminos inescrutables del diablo.

'Harsho' hace mirar dos veces a un vinilo que no está rayado, lo que supone la magnificencia del dúo, que vuelve por los senderos del fuzz baterístico en lo que parece un ensayo de algo más grande, llegando el culmen cuando los vocales reverberados de ambos suenan al unísono como llamada a no perder la fe en el suculento desencanto que muestra su sonido, al tiempo que el recuerdo de A Place To Bury Strangers se mimetiza en un cerebro fundido, que solo es capaz de responder a los estímulos de 'Double The Dream' y la haka a la que se ve sometida el tema, perdiendo el norte definitivamente con 'The Purple One', gracias a poner a la guitarra española como protagonista absoluta de las bondades de la banda, llevando el concepto de fiesta local por derroteros demenciales, los cuales alcanzan el estatus de honoris causa cuando se juntan con los gritos de guerra de la cultura Maorí.

Para tumbar definitivamente el disco, Denee (The C.I.A., VIAL), la mujer de Ty, participa de este juego maléfico en el tema que da nombre al tema y que actúa como interludio antes de la estocada final, de nombres 'Eagle Slaughters Graduation' y ''Four Strangers Enter The Cement At Dusk, las cuales se enzarzan en unas jams extrovertidas a las que el riego sanguíneo empieza a fallar, trayendo consigo la visión infundada de una caza de brujas que no paran de girar con sus escobas a su alrededor, sacando el ácido de unos ojos inyectados en sangre esotérica que echan por tierra la profecía de que no se podía estirar ya más el chicle de este tío.