Abstract Sense - REALM

Ozan Bodur aka Abstract Sense debuta en largo con "REALM", via Mevzu Records, entrando directamente en el Top-3 de álbumes del 2018, y es que el one man band vuelve a bordarlo tras haber dado pistas de la estirpe de su sonido a principios de año con el EP "No Signal", caldeando el ambiente 'Bomb Ritual' con esa noche y lluvia que caen en gracia como lo hace Michael Jackson, pero el thriller que Ozan suelta por los altavoces es más gore que el del americano, yéndosele de madre lo-fi al juntarlo con esos trallazos cordales que buscan punk y garage 70's, para como HONEY, sentir en sus propias carnes que es eso de la destrucción masiva, a lo cual ayuda que Ty Segall asome la cabeza, reventando por ello 'Threshold' las almas de todo aquel que ose a quedarse por aquí y disfrute de ello al estilo de Paul Jacobs, cuya rebelión de las másquinas sigue la doctrina de un fuzz que se pone a los mandos, alcanzando la fiesta estilística su punto álgido en 'Burning', la cual va colocando dinamita de forma sigilosa por sus alrededores, intentando que la mecha de sus vocales no dejen títere con cabeza y lance a todos a las calles, no sin antes tomar un respiro que le haga volver como líder supermo de este movimiento revolucionario, deslizando sus propuestas sobre un terreno aceitoso que necesita de unos buenos riffs finales para dejar las cosas claras.

El desmadre llega de la mano de 'Edge Of The End', juntando un calor infernal, sudor y un toque irreverente de mosh y crowdsurfing, lo que anima a que se produzca otra visita de su californiano favorito, provocando un descalabro emocional más vívido del que juega sucio en esto del underground y menta a su vez a las altas frecuencias, cuyo colofón es un colapso esotérico y psicodélico que por suerte escapa al agujero negro que supondría no recibir a 'The Way (The World Goes)', la cual cae en el sacrilegio del rock más enfermizo gracias al rollo Cloud Nothings que gasta, escarbado por nuestro protagonista con sus propias manos hasta afianzarse sobre un punk envuelto en llamas que siente la llamada del más allá, llamada que es pospuesta gracias al buen hacer de 'Withdraw', que se desquita de ese dream-rock malmetido por Hinds, para aferrarse a unos The Parrots, que liderados por un HACHE como tercer miembro, se coronan con un espiritualismo ruidoso que vive de la locura de los riffs venidos de los bajos fondos.

'Jizz Jazz' juega con el miedo infundado de que el jazz se apodere de su espíritu, pero lo disonante del estilo, hace que Thee Oh Sees emerjan como el ave fénix, y la instrumentación sea la encargada de quitarse este sanbenito de encima, dando paso al tema que da nombre al álbum, el cual se apoya en un speech de Bill Hicks hasta que éste es volatilizado como consecuencia de un vertido noise en el que se puede entrever la defensa a ultranza que el turco hace de lo suyo, no cayendo en falsos patriotismos, sino más bien en dar una buena estocada a costa de la pura realidad, esa que no está registrada en ninguna de las sintonías AM/FM que le salen al paso, lo que provoca una dejadez transgresora cuyas miras se centran única y exclusivamente en el 'Tomorrow', tomándose de esta manera un respiro que esclarezca los hechos ocurridos hasta llegar a este punto, rock'n'roll de por medio en continuo increscendo, hecho a su imagen y semejanza.